Volvemos (pero siempre estamos aquí)

Parece que al fin podemos pasar todos a la esperada Fase 1. Empieza ya para todos la vuelta a la llamada “nueva normalidad” y eso nos permite ganar algo de libertad. Vemos cómo la gente empieza a ir a trabajar, a hacer deporte, a moverse en coche, a relacionarse en pequeños grupos… El calor empieza a apretar y puede que algunos incluso sueñen con las vacaciones y con poder acudir a playas y piscinas. La cosa se activa y eso, como la primavera, nos invita al optimismo y a la esperanza. 

En este momento nos planteamos: ¿Qué es lo que más echamos de menos de nuestra vida antes del Covid-19? ¿Qué volveremos a retomar en cuanto podamos y qué hábitos hemos descubierto y adoptaremos en nuestra nueva rutina para siempre? ¿Nos volveremos más selectivos en nuestras relaciones sociales? ¿Abrazaremos la digitalización y el teletrabajo definitivamente y reservaremos el contacto físico para lo estrictamente necesario? ¿O por el contrario, nos daremos cuenta del valor de la comunidad, la productividad del trabajo en equipo, la creatividad que surge de la cooperación diaria? Pensad por un momento en los cafés de buena mañana, las reuniones de pasillo, los encuentros en casa del cliente… todo eso que nos humaniza y genera vínculos de confianza ¿serán recuerdos de un tiempo pasado o se revalorizarán definitivamente?

Puede que la desescalada traiga consigo buenas reflexiones que podemos aprovechar para redefinir nuestros estilos de vida. Seguramente algunos se reafirmarán en sus ideales, y otros aprovecharán la oportunidad para dar el cambiazo definitivo. Sea como sea, habremos aprendido a decidir más conscientemente cómo enfocamos nuestras vidas. A veces es necesario parar para poder construir el futuro en el que queremos vivir.

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